La altura del asiento es uno de los aspectos fundamentales para lograr una adecuada posición en la bicicleta apuntando a dos aspectos: prevención de lesiones y optimización de la eficiencia.

Prevención de lesiones

El primer aspecto está ampliamente documentado en la literatura científica (ver referencias en el artículo de Peveler citado mas adelante) y parece haber un razonable consenso en el sentido que la altura del asiento debe ser tal que el ángulo con vértice en la rodilla y lados que pasan por la articulación de la cadera y el tobillo respectivamente debe ubicarse entre 145 y 155 grados (o entre 25 y 35 grados si medimos el ángulo adyacente) como se puede observar ene el siguiente esquema (fuente www.slowtwitch.com):



  • Si el asiento está demasiado bajo la mayor flexión provoca un aumenta la presión en la articulación de la rodilla y es posible experimentar molestias en la cara anterior de dicha articulación.
  • Si el asiento está demasiado alto la mayor extensión puede traer aparejada molestias en la cara posterior de dicha articulación. En casos extremos (asiento muy alto) también se puede observar inestabilidad en posición de la pelvis con los consecuentes problemas que esto puede traer, en principio tendería a ser más perjudicial una posición demasiado elevada que demasiado baja.
Eficiencia

El problema de la optimización de la eficiencia también ha sido estudiado, los dos trabajos mas citados son: The effect of bicycle seat height variation upon oxygen consumption and lower limb kinematics y The effect of saddle height on oxygen consumption during bicycle ergometer work

Es importante aclarar que en este caso el uso de la palabra “eficiencia” se refiere a su significado ténico (también conocido como rendimiento termodinámico), es decir la relación entre la potencia generada por el ciclista y la aplicada a los pedales. Debido a que, en régimen aeróbico, la potencia producida está directamente relacionada con el consumo de oxígeno (VO2) es habitual utilizar este último como medida sustituta, en ese caso suele hablarse de economía como cantidad de litros de oxígeno por minuto necesarios para producir una determinada potencia submáxima.

Estos estudios muestran que la altura del asiento establecida por el método de Hamley (Physiological and postural factors in the calibration of the bicycle ergometer) conduce al mínimo consumo de oxígeno para una obtener una potencia aplicada a los pedales determinada en régimen aeróbico, un estudio posterior de Peeveler extiende estos resultados al caso anaeróbico utilizando una prueba máxima de 30 segundos (Wingate).

El método de Hamley consiste en tomar el 109% de la entrepierna como medida de referencia para la altura del asiento medida desde el eje del pedal (en su punto más alejado del asiento) hasta la parte superior del asiento en su punto medio.
La entrepierna se puede medir (descalzo) con un instrumento específico, como se puede apreciar en la siguiente foto:

O en forma más casera utilizando un libro de tapa dura haciendo presión con el lomo en la ingle, apoyado en la pared para asegurar la horizontalidad y midiendo la altura desde el piso al lomo del libro.

Este método tiene la ventaja de incorporar el largo de las palancas en la determinación de la altura del asiento, un método alternativo y bastante popular, es el propuesto por un notable ciclista norteamericano en su libro Greg LeMond's Complete Book of Bicycling que consiste utilizar el 88.3% de dicha medida pero tomando la altura del asiento desde el centro del eje de la caja pedalera.

Un estudio realizado por Peeveler muestra que ambos métodos producen resultados similares (Comparing Methods For Setting Saddel Height In Trained Cyclists) y pueden ser utilizados como punto de partida para realizar luego un ajuste fino, preferentemente con medición del ángulo de rodilla, en función de las características individuales del ciclista.

Un aspecto importante a tener en cuenta es que cuando el asiento está demasiado alto se tiende naturalmente a preservar el ángulo de rodilla con una mayor flexión plantar en el punto muerto inferior (también conocido como "pedalear de punta"), un lineamiento práctico -atribuido a John Cobb- es que el plano que forma la interfaz del zapato con la cala debería quedar prácticamente horizontal en el punto muerto inferior cuando se evalúa el ángulo de rodilla.

Cualquiera sea el método utilizado es importante tener en cuenta que a medida que nos alejamos de la altura "óptima" aumenta la probabilidad de lesiones y empeora la eficiencia, es decir es necesario generar mas energía (mayor consumo de oxígeno y combustibles metabólicos) para producir la misma potencia.

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